08 septiembre 2016

Humor: El pensador

Evidentemente se trataba de algo que requería de cierta reflexión, pero no demasiada. Eso sí, no había que apresurar la toma de la decisión pues de ello dependiamos todos los presentes. Pero él estaba más indeciso de lo normal. Aplazamos la reunión para que pudiera pensarlo con más calma y sin darnos cuenta ya habíamos aplazado casi una docena. Me lo imaginaba pensando en aquello mientras se cepillaba los dientes, luego mientras desayunaba con su esposa de forma distante, sin contestarle a casi ninguna de sus trivialidades. Me lo imaginaba caminando los potreros con la mirada del contemplativo. Pensaba mientras acariciaba su pastor alemán cruzado con lobo, luego su manso caballo de raza, luego el árbol frente a su casa, luego un poste de luz, luego la pared de su habitación; me lo imaginaba acariciando de todo. El ocaso debía ser bastante breve para alguien tan pensativo. Pero por fin un día pudimos hacer la reunión y nos mandó a un café cercano de la plaza porque no quería ir hasta la oficina aún. Logramos unir dos mesas dentro del local para que todos pudiéramos sentarnos en torno suyo. Su mirada evidenciaba alguien decidido, con ideas claras, sin ninguna duda; nos miraba a los ojos y casi no observaba el capuccino con canela y polvo de chocolate que tenía frente a sí. Sabía para qué estábamos allí y nos pidió su atención para anunciarnos su decisión: -Lo pensaré.

Y allí mismo maté al desgraciado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario