29 marzo 2017

Poema: Ghufklukhe

Parada en el borde se asomaba a una densa penumbra
había escuchado un sollozo desde el otro lado del muro
la cuerda con la que había escalado hasta la cima aún colgaba aguardando su regreso
una bandada de aves oscuras descansaba silenciosa sobre el árbol más próximo al muro
la joven intentaba mantener el equilibrio mientras acostumbraba los ojos a la oscuridad
escuchó de nuevo el diminuto sollozo
-¿Hay alguien allí?
y los lamentos cesaron de inmediato
-¿Necesitas ayuda?

...

-Sí
contestaba una voz amplia y retumbante
fría como las tinieblas que le rodeaban
-Buscaré una forma de bajar allí -dijo la niña-

...

-No lo harás. No bajarás aquí. Este no es tu mundo.
la voz se agravaba al pronunciarse
-Pero necesitas ayuda.
-No hay nada que puedas hacer por mí.
-Veré que puedo hacer.
-No lo harás.
-¿Cómo te llamas? Aguarda e iré por tí.
mientras hablaba
y sin dudarlo
la niña se amarró la cuerda que disponía para intentar bajar
-¡No vendrás!
la voz sacudió el aire y la parvada espantada salió volando del árbol
-No eres de este mundo. No hay nada que puedas hacer para ayudar a algo como yo.
a la joven le costaba mantener el equilibrio mientras la tierra comenzaba a sacudirse
la densa penumbra jamás se aclaró ante sus ojos
y ahora parecía respirar y emerger hacia ella
ella comenzaba a temblar mientras sus pupilas se mantenían abiertas como platos
de la gigantesca sombra se mostraba frente a sí cientos de puntos semejantes a ojos
bajo ellos algo que parecía más un túnel lleno sierras se abría asemejando una boca
-Mi nombre es Ghufklukhe y tú estás dormida, niña. Es hora de que despiertes.
la voz salía de esa gigantesca boca despidiendo un amargo hedor mientras hacía temblar el aire
la joven contemplaba petrificada hasta que sus ojos se tornaron blancos y se abandonó por completo
su cuerpo cayó hacia atrás sin ningún reparo
la cuerda se tensó e hizo que su cuerpo se destrozara golpeandose contra el muro

...

despierto en el campamento
la compañía entera se había quedado dormida en torno al baúl lleno de morocotas
junto a mí todos comienzan a despertar
-... Gufclo... qué...
espantada toda la compañía espabila al escuchar lo que pronunciaba el almirante
-¿Qué acabas de decir?
la sierra tiembla invadida de una aterradora sensación de frío mientras una voz comienza a emerger desde las sombras
-Creo que intenta nombrarme.
de entre la penumbra emerge el mismo ser del extraño sueño
pero su tamaño es aún mayor
creciendo y creciendo ante los soldados que miran estupefactos
apuntando sus armas e invadidos de miedo comienzan a disparar contra la enorme masa de dientes y ojos
sin hacerle ningún daño
el monstruo ríe
ríe pesadamente
y crece ya tan grande como un cerro
mientras se acerca a la compañía.