El poema es una fiera de ojos grises
sentada en la acera buscando una sombra
donde encontrarse con la fatuidad del silencio
Los ojos cansados desean la muerte de
los espectros que inundan las mañanas con su aroma
a café y tabaco maldito
La corona de mi madre se hizo con
las rosas del día en que enterraron a mi abuelo
que silencioso miraba las aves y besaba mejillas
sentado frente a la casa
hasta que se le dañó el corazón
El poema es una fiera de ojos grises
que mata de desarraigo
como el tacto de la diafanidad
y es la mirada autumnal del silencio
Mi abuelo murió,
mi madre morirá,
Y yo me pondré de corona las rosas del día de su muerte, mis ojos se pondrán grises, y luego moriré.
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